El infante adquiere confianza para expresarse, dialogar y puede conversar en su lengua materna; y así mejorando su capacidad de escucha al enriquecer su lenguaje oral al comunicarse en situaciones variadas.
El infante desarrolla las capacidades y actitudes que caracterizan al pensamiento reflexivo. Ello implica, en este nivel, poner en el centro de los aprendizajes esperados las acciones que los niños pueden realizar por sí mismos para indagar y reflexionar acerca de fenómenos y procesos del mundo natural y social.
El infante puede conocer acerca de la comprensión y manejo de sus emociones, construir una identidad personal, mostrar atención y cuidado hacia los demás.
El infante se integra a actividades propuestas por el modelo educativo como: bailes y creatividad artística.
El infante conoce de las letras y oraciones de forma creativa para estimular su habilidad a futuro.